Damasco - Este año muchos jóvenes cristianos han comenzado a reunirse de nuevo también en la catedral maronita de Damasco, después de años sin llevar a cabo ninguna actividad en común a causa de la guerra. Los jóvenes son los que esta Navidad se ocuparon de instalar el pesebre en el templo. En esa escena de Natividad que los muchachos y muchachas han preparado las figuras de la Virgen María, San José y el Niño Jesús están al aire libre sin estar protegidas por un techo o dentro del establo, como habitualmente se presentan los pesebres en el mundo. Y si los fieles y los peregrinos preguntan por esto a los jóvenes cristianos de Damasco, responden que la Sagrada Familia bajo las estrellas y sin un lugar a dónde ir simboliza la situación de 13 millones de refugiados sirios que no tienen techo. "El Niño Jesús es uno de ellos. Queríamos ser solidarios con nuestros compatriotas refugiados, empobrecidos y olvidados, con este pesebre sin techo abandonado, como ellos, a cielo abierto, de donde proviene la única esperanza", explica en un mensaje enviado a la Agencia Fides el arzobispo maronita Samir Nassar.
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