AMÉRICA/BRASILA - Las mujeres Baniwa se han ganado el respeto de la comunidad gracias a la Iglesia

Agenzia Fides São Gabriel da Cachoeira - En la sociedad baniwa, el papel tradicional de la mujer era cuidar de los hijos, de su marido, del trabajo, "hoy las cosas han cambiado, ya no existe el mundo que teníamos antes, ahora tenemos la libertad de hablar", dijo a la Agencia Fides María Bitoca Castro, maestra jubilada del pueblo Baniwa, uno de los 23 pueblos indígenas que viven en la región del Alto Río Negro, en la diócesis de São Gabriel da Cachoeira. Los Baniwa, un grupo étnico de Brasil, Venezuela y Colombia, tienen una población estimada de unos 15.000 habitantes.
Según la profesora, "en el pasado estábamos al margen, solo los hombres podían hablar". Actualmente las mujeres trabajan juntas para mejorar los ingresos familiares, dar más valor y recuperar la artesanía Baniwa, enseñando a niños y jóvenes. De hecho, la profesora indígena señaló a Fides que durante sus años de enseñanza siempre ha tratado de hacer entender a los estudiantes la necesidad de preservar la cultura, de conocer la historia de su pueblo.
María Bitoca explicó que en las comunidades indígenas el papel de la mujer es cada vez más importante: hoy, por ejemplo, hay mujeres catequistas que se ocupan del trabajo pastoral, algo que no existía en el pasado. "Creo que es muy importante para nosotras, las mujeres somos respetadas por la comunidad y nos hemos ganado ese respeto a través de la ayuda de la Iglesia", añadió.
Jaqueline Fonte, una joven estudiante de la misma comunidad Baniwa, hablando con Fides sobre la vida de los jóvenes indígenas, explicó que normalmente todo gira en torno a las cosas cotidianas; y si hay "algunos jóvenes que no se preocupan por nada, hay otros que participan en la vida de la Iglesia católica y que todavía aprecian la cultura tradicional". Sn embargo, subrayó la necesidad de no olvidar a los niños, ya que algunos se están alejando de estos valores.
Durante unos meses, esta comunidad fue acompañada por un sacerdote indígena, hecho que se considera muy importante porque, según Jaqueline Fontes, "ayuda a la gente a estar más cerca de la religión, sirve como fuente de inspiración". Por su parte, María Bitoca Castro añadió que "es muy importante tener un indígena de nuestro pueblo, que habla nuestra lengua, como padre, porque nos entendemos mejor. Otros padres a veces no entienden nuestra realidad. Los padres que conocen la realidad indígena nos ayudan mucho, revitalizan nuestra cultura".
Las dos mujeres indígenas reiteraron la importancia de orar en su propio idioma, así la Iglesia puede ayudar a salvar la cultura tradicional y la formación de los laicos. También insistieron en el respeto a la Madre Naturaleza, y pidieron que la Iglesia sea más misionera y que salga en busca de la gente.
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