Caracas - Ayuda material, pero también lucha cultural contra la creciente xenofobia: estos son los pilares del proyecto que los jesuitas de América Latina y el Caribe, que, con el apoyo de los hermanos norteamericanos y europeos-, han comenzado a implementar entre los venezolanos que huyen de su pais.
Venezuela vive una profunda crisis. Los años de política asistencialista han debilitado el tejido empresarial y el dinamismo de la economía. El colapso de los precios del petróleo, el principal recurso nacional, ha socavado el sistema financiero nacional.
En los últimos años, alrededor de 15 mil empresas han cerrado sus puertas y la inflación ha alcanzado el 1.200%. Todo falta en el país: agua potable, electricidad, necesidades básicas, medicamentos, gasolina. Las personas soportan filas interminables para comprar productos básicos como la leche, el arroz, el pan, la pasta, la mantequilla.
Ante esta tragedia, los venezolanos huyen. Entre 2015 y 2017, más de un millón de ciudadanos buscaron refugio en Brasil, Colombia, Guyana y Ecuador. En los últimos cinco años se ha calculado que uno de cada 20 venezolanos ha buscado refugio en el extranjero. Estas personas desplazadas viven en condiciones difíciles. Carecen de alimento para su subsistencia inmediata.
En este contexto, los jesuitas han lanzado un proyecto de asistencia humanitaria y de emergencia en las fronteras entre Venezuela, Colombia y Brasil, que proporciona no solo el suministro básico , sino también el acompañamiento legal para regularizar. su estatus migratorio. También ofrecen asistencia sanitaria y atención psicosocial a los grupos más vulnerables .
El proyecto de la Compañía de Jesús va más allá de la mera ayuda humanitaria. La llegada continua de refugiados está de hecho dando lugar a una creciente desconfianza en la población local. Esta actitud da como resultado actitudes xenófobas que se manifiestan en continuos abusos contra las personas desplazadas. Por este motivo, los jesuitas también están favoreciendo la cultura de la acogida.
“Nuestro objetivo, -explican los jesuitas venezolanos en una nota enviada a Fides-, es mitigar el impacto de la crisis en la población, no solo para brindar ayuda y ofrecer asistencia a los desplazados, también queremos combatir la creciente xenofobia en los territorios de acogida y promover una cultura de hospitalidad. Estamos desarrollando estudios sobre la realidad de la emigración forzada en Venezuela. Los resultados de estos estudios se pondrán a disposición de todos los venezolanos y acompañarán algunas campañas para contrarrestar las manifestaciones que rechazan al migrante y fomentan un enfoque basado en la recepción”.
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