Tashkent - “La historia ha querido que la tierra uzbeka fuera una encrucijada de culturas y religiones. Por eso, hoy la tolerancia y la libertad de culto son un elemento inherente a la cultura y a la población local”. Habla así para la Agencia Fides el Administrador Apostólico de Uzbekistán, el padre franciscano Jerzy Maculewicz, OFM Conv.
El sacerdote afirma: “La Ruta de la Seda ha marcado fuertemente las características de esta tierra surcada por los viajeros que viajaban por los caminos de Europa a China. Pero la convivencia entre culturas y religiones se remonta a épocas mucho más antiguas: en Buhara hay una sinagoga de al menos 600 años, aunque los judíos sostienen que llegaron aquí hace unos 2.000 años. En el siglo VIII después de Cristo aparecieron los musulmanes y una gran comunidad de cristianos nestorianos vivió aquí hasta el siglo XIII. Además, la dominación soviética ha favorecido la llegada y la mezcla de diferentes nacionalidades. Muchos de los polacos enviados al gulag de Siberia, una vez que terminaban sus trabajos forzados, se establecían en Uzbekistán debido al clima favorable y la presencia de muchos otros compatriotas”.
Hoy en Uzbekistán hay 80 nacionalidades diferentes, ciudadanos que casi siempre se congregan en centros culturales con los que la comunidad católica está constante contacto. El padre Maculewicz explica: “Son asociaciones principalmente presentes en Tashkent y Fergana que se preocupan por mantener viva la tradición del país de origen. Tenemos buenas relaciones con muchas realidades similares, como los centros culturales de alemanes, rusos y tártaros. Solemos reunirnos para compartir las principales fiestas. Por ejemplo, a principios del verano, hubo una fiesta en el centro cultural tártaro para despedir a uno de los hermanos de Fergana”.
El clima de diálogo también fomenta las relaciones entre las diferentes religiones: “Junto a los líderes armenio-ortodoxos, judíos y cristianos, como representante religioso de la Iglesia Católica en Uzbekistán participé al final del Ramadán en un encuentro organizado por las autoridades islámicas. Además, tenemos una relación privilegiada con otros cristianos. Por ejemplo, en los últimos meses en Fergana, acudimos a una oración de la comunidad pentecostal”, concluye el sacerdote.
En Uzbekistán, la presencia católica consiste en cinco parroquias para aproximadamente 3 000 bautizados, distribuidos entre Tashkent, Samarkanda, Bukhara, Urgench y Fergana, las ciudades más importantes del país. El 80% de la población uzbeka es de religión islámica, el 8% pertenece a la Iglesia Ortodoxa Rusa, mientras que otras creencias religiosas son minoritarias.
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