Mosul – Después de distintas deliberaciones, el 31 de julio el Consejo de la Provincia del Nínive anunció la suspensión del traslado de 450 familias árabes sunitas a la Llanura de Nínive, autorizada previamente por el gobierno federal que solicitó que estas familias fueran trasladadas al sur y este de Mosul. La decisión fue tomada con la intención de prevenir o, al menos de retrasar, un cambio en el equilibrio demográfico de la Llanura de Nínive, zona donde tradicionalmente estaban establecidas las comunidades cristianas iraquíes y de otras minorías religiosas como los yazidíes. La suspensión del traslado fue reivindicada como un éxito del Consejo provincial y del político local Ghazwan Hamid Hamid y se ha visto como un signo de una nueva sensibilidad para presionar al gobierno de Bagdad y así evitar que haya quien se aproveche de la caótica situación, resultante del conflicto con el Estado Islámico, para así alterar el equilibrio demográfico de la región en perjuicio de las comunidades religiosas minoritarias.
En las últimas décadas, el componente sunita en las regiones norte-iraquí había aumentado tras las políticas de desplazamiento y re-población del régimen baasista desde los años setenta. La actual Constitución iraquí ha prohibido todas las políticas implementadas de manera directa para alterar la composición demográfica de las diferentes áreas del país desde un punto de vista étnico y religioso.
Los políticos locales y nacionales de Llanura de Nínive han expresado su intención de poner en práctica todas las iniciativas legales, - incluyendo manifestaciones públicas -, para hacer que el gobierno en Bagdad no desarrolle medidas y tome decisiones que terminarían perjudicando a las comunidades religiosas minoritarias en las zonas donde tradicionalmente han vivido.
La provincia de Nínive está experimentando un retorno lento y difícil de muchas familias cristianas que habían huido de sus hogares y sus pueblos, entre junio y agosto de 2014, ante el avance de los milicianos del Daesh. Hace poco más de un año, tal y como recogió la Agencia Fides , el Patriarcado caldeo había denunciado “la intención de sacar provecho de las ciudades de la Llanura de Nínive, a través de maniobras” que “tendrían efectos negativos para los pueblos originarios de esta tierra”. En aquel entonces también la Llanura de Nínive aparecía como una “zona en discordia”, en torno a la que giraron distintas especulaciones geopolíticas como la posible independencia del Kurdistán iraquí.
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