Kinshasa - "Un paso adelante, pero queda mucho aún por hacer". Así ha recibido la mayoría de los comentaristas independientes congoleses e internacionales la designación del ex ministro del Interior, Emmanuel Ramazani Shadary, como candidato de la mayoría para la elección presidencial que se celebrará el 23 de diciembre en la República Democrática del Congo.
El anuncio de la elección de Shadary por parte del Frente Común por el Congo pone fin a los temores sobre las intenciones del presidente saliente Joseph Kabila, de presentarse a las elecciones para obtener un tercer mandato, en lo que sería una flagrante violación de la Constitución, que contempla solo dos mandatos presidenciales.
Entre quienes se han alegrado por la candidatura de Shadary figuran los obispos congoleños que a través del Secretario General de la Conferencia Episcopal del Congo , don Donatien Nshole, han hecho saber que "la CENCO reconoce que la mayoría ha designado a un candidato distinto al Presidente de la República, y que esto representa un importante paso en la dirección del respeto a la Constitución y del acuerdo de 31 de diciembre de 2016".
Pero los obispos subrayan que "todavía hay muchos temas pendientes que necesitan ser considerados: El consenso sobre si usar o no máquinas para votar, el registro electoral que contiene muchos votantes registrados sin huellas digital, las diversas medidas para mejora del clima político que todavía no se han aplicado satisfactoriamente. Si no se tiene en cuenta todo esto, se corre el riesgo de creer que hemos resuelto todos los problemas y de llegar a las elecciones con resultados que serán objetados inmediatamente y que darán inicio a una nueva crisis política".
"Hay más 6 millones de votantes registrados sin huellas dactilares," explica una nota enviada a Fides por la Red Paz para el Congo. "Es cierto que la ley electoral prevé la posibilidad de omitir las huellas dactilares de los votantes con las manos amputadas o los dedos lesionados o quemados. Pero 6 millones de votantes registrados sin huellas es un número demasiado elevado como para justificarlo sobre la base de la ley apenas citada", destaca el comunicado. En cuanto a las máquinas de votación, se lee: "Temiendo que puedan favorecer otros fraudes electorales, la oposición se declara totalmente contraria a su uso y exige volver a usar boletas de papel. Se trata de una solicitud legítima, pero sin ningún sentido, puesto que la Comisión Electoral ya ha firmado un contrato e invertido dinero en la fabricación y ahora espera el arribo de un primer lote de 35.000 ejemplares".
"Es cierto que, en un país donde las nuevas tecnologías de información y comunicación aún no son generalizadas, para la mayoría de la población será difícil utilizar esta herramienta de alta tecnología. Pero este problema podría resolverse, al menos en parte, si los partidos políticos y la sociedad civil aceptan colaborar con la Comisión Electoral para enseñar a los ciudadanos cómo votar", concluye la nota.
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