Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Tenemos que separar la religión y la política. Nada es peor, en esta situación, que un discurso confesionista. Siria es un país lleno de diversidad étnica y religiosa. Entre los cristianos y los no cristianos hay puntos de vista políticos muy diferentes, a pesar de que hoy la mayoría de los sirios se ven obligados a guardar silencio por la violencia”. Explica el p. Bahjat Karakach OFM, fraile sirio de Aleppo, maestro de postulantes de la “Custodia de Tierra Santa”, que trabaja en la formación de los jóvenes que profesan la regla del san Francisco. La Agencia Fides lo ha entrevistado.
P. Karakach, ¿tiene ueted noticias directas de Aleppo?
Según la información que nos transmiten nuestros hermanos, Aleppo está bloqueada en una espiral de violencia. Desde hace mucho tiempo, las condiciones humanitarias se encuentran en situación de gran riesgo, en algunas áreas con frecuencia se carece de electricidad y agua, los precios de los alimentos son muy altos, en un contexto en el que aumenta la pobreza. Aleppo es la ciudad más está sufriendo. La segunda ciudad siria está comunicada por una sola carretera, rígidamente controlada por la oposición, que la abren y cierran cuando quieren.
¿Como se vive el carisma franciscano de paz y de proximidad a todos los hombres en este contexto dramático?
El enfoque sencillo y amable con todo hombre es parte de nuestro Adn franciscano. Mientras que otras voces se han alzado para armarse o para huir, nuestros frailes están presentes junto a las personas que sufren, armados sólo con la fe y la caridad. Nosotros los franciscanos estamos en Siria, especialmente para dar consuelo y nuestra cercanía a todos, cristianos y no cristianos. En Aleppo nuestras iglesias están a disposición de algunas comunidades cristianas de otras religiones, que no pueden llegar a sus iglesias para orar. Y nuestros conventos dan alojamiento a los desplazados de diferentes religiones. A través de nuestra Orden, la ayuda material llega a las personas que más lo necesitan, sin discriminaciones.
Según algunos observadores, “los cristianos sirios están cerca de Assad”. ¿Cómo responde usted a esta simplificación?
Creo que tenemos que separar la religión de la política. Nada es peor, en esta situación, que un discurso confesionista. Siria es un país lleno de diversidad étnica y religiosa. Y mientras se fomenta el fundamentalismo religioso, las 'minorías' pagan las consecuencias. No sólo los cristianos, sino todas las minorías viven con el temor de ser perseguidas y reprimidas. Hoy, sobre el terreno de la oposición prevalece en gran medida la corriente fundamentalista. También hay individuos y grupos de la oposición que no comparten la ideología de Al Qaeda, es cierto, pero por desgracia no cuentan mucho en la balanza política. Esto no quita que entre los cristianos y los no cristianos existan opiniones políticas muy diferentes, aunque en la actualidad la mayoría de los sirios - de todas las afiliaciones religiosas y étnicas - se ven obligados a guardar silencio ya que no están de acuerdo con la violencia que asola el país.
Después de la vigilia por la paz del Papa y de los esfuerzos diplomáticos de la Santa Sede, ¿cómo ve usted las perspectivas de una solución pacífica del conflicto?
Todos hemos tocamos el milagro de la vigilia de oración celebrada por el Papa en la plaza de San Pedro: inmediatamente después, el peligro del ataque militar contra Siria se alejó. A través del ayuno y la oración los cristianos podemos mantener la esperanza y llevarla allí donde la gente está desesperada. Tenemos que trabajar para construir una nueva Siria. Animo a todos a mantener el espíritu de la verdad y la esperanza, a no comprometerse con la cultura de la violencia. Todos sabemos que la solución compromete, además de a nosotros sirios, a muchas otras naciones, directa o indirectamente involucradas en el conflicto. Todos los hombres de buena voluntad tienen el deber moral de instar a sus gobiernos a una solución de paz y diálogo en Siria: esto será bueno para toda la humanidad. (PA) (Agencia Fides 19/9/2013)
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