Juba (Agencia Fides) - El 27 de febrero de 1964, el Consejo de Ministros de Sudán emitió un decreto de expulsión de todos los misioneros extranjeros en las tres provincias del sur de Sudán: Juba, Wau y Malakal. Las Misioneras Combonianas expulsadas fueron ciento cincuenta y cuatro, mientras que los Misioneros Combonianos, ciento cuatro. Varios misioneros ya habían sido expulsados por etapas a partir de 1961. Entre los expulsados estaban trece Padres de Mill Hill que trabajaban en Malakal. El 17 de mayo, también fueron expulsados cuatro Combonianos de Mading/Abyei y el obispo Edward Mason, Vicario Apostólico de El Obeid. Para conmemorar este triste evento la familia comboniana y la iglesia local, como señala el mensaje escrito para la ocasión por los dos Superiores Combonianos Provinciales de Sudán del Sur: el p. Daniele Moschetti (MCCJ) y la Hermana Giovanna Sguazza (SMC).
“Queremos conmemorar con ustedes esta 'historia sacra' para celebrar las maravillas de nuestro Dios, que a partir de las situaciones más dolorosas es capaz de sacar el bien de la salvación de su pueblo” se lee en el mensaje. La expulsión de los misioneros “fue traumática tanto para los que fueron expulsados como para las comunidades cristianas que quedaron prácticamente abandonadas. Las misiones que fueron abandonadas eran cincuenta y ocho” . La Iglesia primitiva en el sur de Sudán y las jóvenes congregaciones religiosas locales se quedaron sin apoyo, algo que era esencial para su crecimiento. Hoy, después de cincuenta años, se puede decir que a partir de esa situación trágica, “la Iglesia sudanesa emergió como Iglesia local con su propia jerarquía, clero y religiosos”
Recordando los principales acontecimientos que ocurrieron antes y después de 1964, los la carta resalta los aspectos más destacados bajo la luz de “la reinterpretación de los acontecimientos pasados percibidos como negativos, pero que se han convertido en signos claros de la 'historia de la salvación', que también nos ayuda a mirar con esperanza y fe a esta historia presente de Sudán del Sur”.
Los trágicos acontecimientos que están marcando la vida del joven Estado independiente de Sudán del Sur en las últimas semanas, sembrando “sufrimiento, muerte, destrucción y división”, pero “también muchas buenas acciones y bien hecho por muchos cristianos y no cristianos, en nombre del mandato Evangélico”, no deben desorientarnos. “Así que hoy, creemos firmemente y oramos para que la gente de Sudán del Sur pueda salir de esta última crisis y del dolor con mucha más fortaleza para hacer frente a los desafíos que la historia y la vida comportan - concluye la carta -. ¡Dios no ha abandonado a su pueblo! Dios nunca ha dejado a Sudán del Sur, ni siquiera durante ¡largas décadas de guerra! También esta es y será historia de salvación para el pueblo de Sudán del Sur. Todos estamos llamados a ser parte de ella y escribir este pedazo de historia con su pueblo, como lo hicieron nuestros antepasados en la fe. Sin miedo y con gran coraje”. (SL) (Agencia Fides 7/3/2014)
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