Los Ángeles (Agencia Fides) – El Arzobispo de Los Ángeles, Su Exc. Mons. José Gómez, ha hablado de la necesidad de seguir presionando para una reforma de la política de inmigración en los Estados Unidos. Lo ha hecho pidiendo un enfoque más humano hacia los inmigrantes: “Son siempre y ante todo, seres humanos”. La ocasión la ha proporcionado una conferencia sobre inmigración celebrada en el Centro de Conferencias del Rotary Club de Los Ángeles, organizada para celebrar la Semana Nacional de la Migración, que ha tenido lugar del 5 al 11 de enero. El objetivo principal, según la nota enviada a la Agencia Fides por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, ha sido promover una mayor conciencia de la difícil situación en que viven los inmigrantes, especialmente los niños.
“Estamos hablando de almas, almas humanas, no números o estadísticas – ha dicho el arzobispo en su discurso -. Estamos hablando de padres de familia que, sin previo aviso, no volverán a casa para la cena de esta noche. Son padres que no pueden ver a sus familias durante una década”.
Mons. Gómez, nacido en México, se convirtió en un ciudadano de los Estados Unidos en la segunda mitad de los años 40, y hoy en día se considera una voz importante en el esfuerzo por la reforma de la inmigración. Muchas veces se ha expresado a favor del proyecto de ley aprobado el año pasado por el Senado que establece la posibilidad de contar con la ciudadanía para los aproximadamente 11 millones de inmigrantes que viven en el país sin documentos. La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos también ha reafirmado su apoyo a un proyecto de ley completo (véase Fides 30/7/2013).
“Nos olvidamos de que la gente está muriendo en el desierto tratando de llegar a nuestras fronteras – ha dicho el arzobispo -. O de las mujeres y los niños que son víctimas de los traficantes y de la trata de personas”. Mons. Gómez también ha denunciado las redadas de los agentes para llevar a cabo controles de identidad y otras acciones para la detención de inmigrantes. “Estamos aceptando tácitamente una subclase permanente de hombres y mujeres que viven en las afueras de nuestra sociedad – ha dicho el arzobispo -. Ellos cuidan de nuestros hijos, construyen nuestras casas y limpian nuestras oficinas, recogen los alimentos que comemos, pero no tienen ningún derecho, ninguna seguridad”. (CE) (Agencia Fides, 14/01/2014)
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