Michoacán (Agencia Fides) – “Quienes han seguido esta escalada de la violencia en Michoacán, saben muy bien que la cruenta guerra entre criminales donde aparecían mantas, cuerpos desmembrados y horror, fue descuidada con el típico 'aquí no pasa nada' y 'sólo es un problema' entre capos y sicarios sin afectar a los civiles. Después, las cosas se elevaron cuando las agresiones se extendieron a otros Estados y los criminales tomaron el vacío de poder causado por las autoridades de los tres niveles de gobierno. Ocuparon las actividades económicas, se adueñaron del producto del trabajo y, más grave aún, manejaron y administraron plazas enteras fuentes de la riqueza ilícita no sólo proveniente de las drogas. La corrupción y la ausencia de la autoridad estatal movió a los ciudadanos indispuestos a seguir cooperando con las lacras que además de despojarles, los sumieron en el miedo y tomaron las armas expandiendo sus redes de protección a otros municipios”.
Con estas palabras, la Archidiócesis de México, de la capital del país, explica lo que está sucediendo a la comunidad nacional en el estado de Michoacán. La nota enviada a la Agencia Fides también muestra la declaración del Obispo de la Diócesis de Apatzingán, en Michoacán, con la que el Su Exc. Mons. Miguel Patiño Velázquez, llama a “los políticos, el Gobierno y al Secretario de Interior, a dar a la gente señales claras de que la región en realidad tienen la intención de poner fin a esta “máquina de matar”. La gente espera una acción más eficaz por parte del Estado”.
El mismo Mons. Patiño Velázquez explica, en el comunicado: “Los hechos recientes, de este nuevo año 2014, han llenado de indignación a nuestro pueblo, al cerciorarse de que ni los políticos ni el gobierno dan muestras de querer solucionar el problema de Tierra Caliente. En lugar de buscar a los criminales que dañan a la comunidad, el ejército mexicano, por órdenes superiores, fue a desarmar a las autodefensas de Nueva Italia y Antúnez agrediendo a la gente indefensa con el resultado de tres hombre muertos”. La situación se les salió de control y al verse rodeados por la población comenzaron a disparar, primero al aire y después a las personas”.
El obispo invita a rezar “por el pueblo de Dios que camina en Tierra Caliente tan castigo por el flagelo por la violencia absurda y fratricida”. (CE) (Agencia Fides, 17/01/2014)
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