Yangon – “A pesar de las buenas noticias sobre las elecciones, Myanmar necesita de la misericordia y la compasión. Mientras escribo esta carta pastoral, más de un centenar de personas pobres han quedado enterrados vivos en el derrumbe de la minas Jade. Después de cinco décadas de guerra, de pobreza y de migración, nuestro país necesita misericordia para quienes han sufrido y para los que han causado esos sufrimientos. Los cristianos pueden ayudar a curar esta nación a través de la misericordia”: lo afirma el cardenal Chermes Maung Bo, Arzobispo de Yangon, en una carta pastoral que presenta el Año Jubilar a la comunidad de birmanos católicos.
En el texto de la carta, enviada a la Agencia Fides, el Cardenal Bo recuerda el tema propuesto por el Papa “Sed misericordiosos como vuestro Padre celestial es misericordioso” y explica que el tema de la misericordia será planteado en Myanmar a nivel personal y comunitario. A nivel personal, disfrutando del perdón de Dios en el sacramento de la reconciliación y practicando el perdón hacia los demás. “Necesitamos limpiarnos del pecado de juzgar a los demás. Necesitamos desarrollar una actitud de comprensión”, observa, apreciando la tradición budista de la “misericordia y la compasión” .
A nivel eclesial, “las iglesias birmanas pueden convertirse en islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia”, espera el arzobispo, y señala que “en un país de enorme riqueza, millones son pobres, hay millones de desplazados, millones están fuera del país”. Así que “la justicia, hermana de la misericordia, ha sido mutilada” señala. Ahora que Myanmar está “en el umbral de la esperanza - continúa - buscamos la misericordia, el perdón y la reconciliación incluso con los hombres más malvados que han perpetrado estos crímenes” exhorta el cardenal Bo invitado a practicar las obras espirituales y corporales de misericordia en la sociedad birmana, especialmente para con las víctimas de las guerras y la violencia. “Mientras Myanmar después de las elecciones va en busca de justicia, paz y desarrollo humano, los cristianos estamos llamados a renovar nuestra vida espiritual a través de la misericordia y a contribuir a la construcción de la nación, llegando a ser mensajeros de paz para un pueblo que ha sufrido tanto” concluye el texto.
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