Cochabamba – “Digamos sin miedo: necesitamos y queremos un cambio. No nos dejemos robar la esperanza de lograr un verdadero cambio” se lee en el texto final de la Asamblea Plenaria de los obispos de Bolivia, que se ha celebrado del 5 al 10 de noviembre en Cochabama . Los obispos retoman la exhortación del Papa Francisco a los movimientos populares, pronunciada durante su viaje a Bolivia el pasado mes de julio, para animar a la comunidad boliviana en los próximos compromisos eclesiales, sin omitir el señalar al gobierno boliviano la tensa situación que viven las diferentes instituciones, como resultado de las normativas impuestas y la crisis que atraviesa la sociedad.
“Vivimos un tiempo caracterizado por la exaltación de las ideologías que no dejan ver la realidad de los más necesitados ni escuchar su voz – escriben los obispos -.Muchos tienen miedo a expresar una opinión diferente del pensamiento ideológico dominante que se pretende imponer a toda costa, amedrentando y descalificando al que piensa distinto. Así mismo, se imponen gastos en obras no esenciales, descuidando la salud y la educación e ignorando las prudentes llamadas a asumir políticas de austeridad”.
En el texto se lee que “La violencia, fruto de la ausencia de valores, genera la inseguridad ciudadana y crece en nuestras ciudades acobardando a nuestro pueblo y perjudicando a la gente más vulnerable. El narcotráfico y la adicción a la droga, van ganando terreno en el país, mientras tanto la gente sufre sus consecuencias. La corrupción quita a los que siguen marginados la oportunidad de un justo rescate; la impunidad política y judicial ampara y avala esta situación. ‘Entonces, si reconocemos esto, digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio' ”.
Muchas instituciones y obras sociales de la Iglesia en Bolivia se encuentran en una situación económica muy grave, ya que además de la crisis que se vive en todo el país, deben enfrentarse también a la disposición del gobierno que obliga a dar la paga extra a todos, algo que ha obligado a muchas instituciones a despedir a sus empleados o a limitar los servicios. La semana pasada, representantes de la Iglesia pidieron al gobierno el quedar exentos de este requisito, pero la respuesta fue negativa. Por esto en el texto, los obispos dice lo siguiente: “Cada vez se hace más difícil realizar la labor de promoción humana para los más necesitados de la sociedad en el país, esto sucede porque se trata impositiva y económicamente con las mismas exigencias a las obras sociales de servicio y sin fines de lucro que a las empresas que generan ganancias”.
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