El cardenal recuerda que, ya hace un año, “imploró al ejército que no hiciera daño a los hijos e hijas de esta nación”. Y afirma: “Pedí la liberación de todos los presos políticos. Temía por la juventud. Esos mensajes siguen siendo válidos hoy en día. Como salesiano tengo una especial preocupación por los jóvenes. He apelado directamente a los jóvenes muchas veces, diciéndoles que entiendo su dolor, aunque no esté de acuerdo con sus soluciones. Me preocupa profundamente que esta nación pueda perder a su juventud a causa de la frustración total o el odio o el deseo de venganza”. Además afirma con vehemencia que “es urgente detener los combates, poner fin a la violencia y permitir la asistencia humanitaria a los desplazados”.
En el mensaje enviado a la Agencia Fides, el cardenal Bo señala que “las Iglesias han sufrido mucho porque muchas de las zonas donde hay muchos combates son zonas de minorías étnicas y tienen un gran número de cristianos. Las iglesias han sido alcanzadas por la artillería y los ataques aéreos. Pero todo el mundo está sufriendo en este desafortunado valle de lágrimas, todo el mundo está afectado, no sólo los cristianos. Millones de personas pasan hambre”.
Además, hay miles de personas encarceladas injustamente, víctimas de la violencia: “Deben ser liberadas inmediatamente. Muchas de estas personas estaban al frente del gobierno hace un año. Son nuestra gente y deben ser liberados y participar en el proceso de reconciliación”, espera.
En una situación tan problemática, el cardenal señala que “el mundo debería prestar más atención a la solución de los problemas de Myanmar”. Por supuesto, el mundo está distraído por los terribles acontecimientos de Afganistán, Ucrania y Etiopía, pero Myanmar también está desgarrado y su economía se está hundiendo”. “Apreciamos que la comunidad internacional -continua-, incluidas China y Japón, así como la ASEAN, puedan ayudarnos. La ASEAN ha establecido unas condiciones mínimas para la participación de Myanmar como miembro: detener los ataques armados, liberar a los presos políticos, permitir el diálogo entre las partes interesadas y facilitar el acceso a la ayuda humanitaria. La ayuda humanitaria debe llegar a las personas necesitadas, tanto dentro del país como en nuestras fronteras”.
“El Papa Francisco -concluye el mensaje del cardenal Bo- ha encomendado a la Iglesia la gran misión de ser artífice de la paz en este país. Todos tenemos un papel que desempeñar en la búsqueda de la paz, en la oración por la paz. La paz es el único camino y la Iglesia de Myanmar debe trabajar junto con todos los demás hermanos y hermanas religiosos para lograr la paz”.

Publicar un comentario