Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Jesús fue perentorio con los Apóstoles: no debían alejarse de Jerusalén antes de haber recibido desde lo alto la fuerza del Espíritu Santo. Sin Él no existe la misión, no hay evangelización. Por esto con toda la Iglesia invocamos: ¡Ven, Santo Espíritu!” Con estas palabras el Santo Padre Francisco ha concluido la homilía de la Misa celebrada en la Basílica Vaticana en la solemnidad de Pentecostés, el domingo 8 de junio. El Papa ha recordado que “el día de Pentecostés, cuando los discípulos 'quedaron llenos de Espíritu Santo', fue el bautismo de la Iglesia, que nació 'en salida', en 'partida' para anunciar a todos la Buena Noticia. La Madre iglesia, que parte para servir. Recordamos a la oltra Madre, nuestra Madre que salió ocn prontitud, para servir. La Madre iglesia y la Madre Maria: las dos vírgenes, las dos madres y las dos mujeres”.
Antes de rezar la oración mariana del Regina Cœli, el Santo Padre ha vuelto a hablar de la solemnidad de Pentecostés con estas palabras: “La Iglesia que nace en Pentecostés es una comunidad que suscita estupor porque, con la fuerza que le viene de Dios, anuncia un mensaje nuevo – la Resurrección de Cristo – con un lenguaje nuevo – el mensaje universal del amor… Así está llamada a ser siempre la iglesia: capaz de sorprender anunciando a todos que Jesucristo ha vencido la muerte, que los brazos de Dios están siempre abiertos, que su paciencia está siempre allí, esperándonos, para curarnos y perdonarnos. Precisamente para esta misión Jesús resucitado ha donado su Espíritu a la Iglesia”. (SL) (Agencia Fides 9/6/2014)
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