VATICANO - “El sacerdote no es un funcionario de la Iglesia, sino un administrador de los misterios de Dios”: el Card. Filoni al clero de Guinea Ecuatorial


Mongomo (Agencia Fides) – “La fecundidad de su ministerio sacerdotal y la eficacia de su acción pastoral depende esencialmente y antes que nada de su comunión con Cristo”. Lo ha recordado el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los pueblos, el Card. Fernando Filoni, al dirigirse al clero de Guinea Ecuatorial, que ha encontrado el 31 de mayo en Mongomo.

El Prefecto del Dicasterio Misionero ha dado las gracias a los sacerdotes de Guinea Ecuatorial por la dedicación al compromiso pastoral, a menudo realizado “en un contexto complejo y en circunstancias estresantes y difíciles, debido a las dificultades de todo tipo” que sin embargo deben ayudar a reavivar el celo misionero. El país africano en estas últimas décadas, “está experimentando un progresivo y rápido mejoramiento de sus condiciones sociales” ha puesto de manifiesto el Cardenal, resaltando como los fieles laicos guineanos son plenamente conscientes de su deber de ayudar generosamente a la Iglesia. “Nosotros, como sacerdotes, ¿cómo respondemos a las expectativas del Pueblo de Dios?” ha preguntado el Cardenal, que ha continuado: “A través del sacerdote que reza, opera con mayor eficacia la gracia divina, haciendo su ministerio más fecundo y atento a las verdaderas exigencias del Pueblo de Dios. Todo sacerdote, por lo tanto, debe cuidar con atención la propia vida espiritual” ha afirmado, en cuanto “una rica vida espiritual hace al sacerdote más solícito, no solo hacia las personas confiadas a su cura pastoral, sino que también hacia aquellas que están fuera del rebaño de Cristo. Un buen sacerdote percibe como propias las palabras de Cristo de llevar la Buena Noticia de la salvación hasta los últimos confines de la tierra”.

El Card. Filoni ha recomendado al clero que vivan en comunión con Cristo a través de una intensa y profunda vida de oración, para estar así en comunión con la iglesia, seguir las directrices pastorales de los obispos y de las respectivas diócesis, usar con rectitud los bienes materiales, ser caritativos y ayudar a cuantos se encuentran en condiciones de necesidad, mantener relaciones virtuosas con las autoridades y las instituciones civiles. “Los fieles esperan de ustedes palabras y gestos proféticos – ha reiterado el Cardenal -. El sacerdote no es un funcionario de la Iglesia que busca solamente el beneficio material y el “hacer carrera”. Es administrador de los misterios de Dios. El sacerdocio no es una promoción social, ni un medio de autoafirmación personal o familiar. No es un estatus para adquirir prestigio mundano, bienes materiales y autoridad de poder. Se trata de un servicio. El sacerdote es siervo, está al servicio del Pueblo de Dios a él confiado y debe entregar toda su vida para ello”. (SL) (Agencia Fides 02/06/2014)



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