Bangkok (Agencia Fides) – En estos días se está produciendo el enésimo terremoto político en Tailandia. Los manifestantes antigubernamentales han comenzado su “batalla final” para derrocar al gobierno, ocupando ayer, 9 de mayo, las cinco principales cadenas de televisión del país y otros sitios clave, como las plazas frente al edificio del gobierno y frente al Parlamento. Mientras tanto, crecen los temores de nuevos enfrentamientos callejeros sangrientos entre grupos políticos rivales. El líder de la protesta, Suthep Thaugsuban, ha anunciado que la “Comisión popular para las reformas democráticas”, que él mismo preside, “busca cambiar el gobierno de manera pacífica en los tres próximos días”. Suthep ha dirigido a un grupo de manifestantes congregados frente al Palacio de Gobierno, invocando la dimisión inmediata. Por su parte, el gobierno podría tratar de buscar de dar el último golpe con el uso de la fuerza.
Los manifestantes exigen una reunión con Niwattumrong Boonsongpaisan, Primer ministro en funciones después de que el 7 de mayo el Tribunal Constitucional derrocase al primer ministro Yingluck Shinawatra, por “abuso de poder” consumado en 2011, al eliminar del cargo de forma ilegal al Secretario General del Consejo de Seguridad Nacional, Thawil Pliensri. Mientras tanto, los partidarios del partido gobernante han preparado un gran evento que comienza hoy, 10 de mayo, en apoyo del ejecutivo, declarándose “listo para pelear”. Existe una gran preocupación de que el contraste entre los grupos a favor y en contra del gobierno pueda llevar a la violencia masiva.
En esta situación de punto muerto, potencialmente desestabilizante, muchos observadores sostienen la urgencia de nuevas elecciones, una hipótesis que la Iglesia Católica apoya: “Con el fin de tutelar la democracia, las elecciones son la vía de salida, unas elecciones libres, transparentes y pacíficas. Como cristianos apoyamos esta hipótesis nos parece que es la única orientada al bien común”, dice el padre Peter Watchasin, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en Tailandia. “Después de años de conflicto social y político – afirma el director nacional - nos encontramos en un país dividido en dos, entre la población urbana y la población rural. Es urgente encontrar formas y caminos de reconstruir la armonía que es esencial para el bienestar y el futuro de la nación. Sin esta unidad, todos pierden: la economía y el turismo van a sufrir en gran medida, por lo que los tailandeses tienen un gran interés en la búsqueda de un camino de diálogo y discusión, por el bien del país”. La Iglesia y otras comunidades religiosas en las últimas semanas han vivido una jornada nacional masiva de oración por la unidad: “Vamos a seguir orando y actuando por la paz y la reconciliación” ha dicho el padre Peter . (PA) (Agencia Fides 10/5/2014)
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