Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “No cesamos de bendecir al Señor por habernos llamado, aunque indignos, al servicio de Propaganda. Un servicio, que amamos decir con profunda gratitud, que dura desde hace ya cuarenta y dos años”, son las palabras que el Papa Juan XXIII dirigió a los miembros de los consejos nacionales de las Obras Misionales Pontificias, reunidos para la reunión anual, durante la audiencia del 16 de mayo de 1963 unos días antes de su muerte el 3 de junio.
El celo misionero de Angelo Roncalli (1881-1963), elegido a la Cátedra de Pedro con el nombre de
Juan XXIII el 28 de octubre de 1958, beatificado por el Papa Juan Pablo II el 3 de septiembre del 2000 y canonizado el 27 de abril de 2014, tiene sus raíces en los años de su juventud.
El 7 de mayo de 1921 Don Angelo Roncalli, nombrado por el Papa Benedicto XV Prelado Doméstico, fue llamado a Roma para reorganizar la Obra para la Propagación de la Fe en Italia. Durante cuatr o años, desde 1921 hasta 1925, Mons. Roncalli se convirtió en el primer presidente nacional de esta Obra. Cuando en 1922 el Papa Pío XI la declaró “pontificia”, con sede en Roma, Mons. Roncalli se convirtió en miembro del Consejo Superior General. En 1925 fue él quien organizó la Exposición Misionera del Año Santo en Roma.
Las misiones serán la primera preocupación del Pontificado, aunque breve, del Papa Juan XXIII. Su solicitud, debidamente documentada por la Agencia Fides, se orientó en dos direcciones: aumento de las responsabilidades encomendadas a las iglesias en los países de misión y fortalecer la cooperación misionera de las Iglesias más antiguas. En este sentido hay tres fechas significativas: 28 de noviembre de 1959, cuando publicó la Encíclica misionera “Princeps Pastorum” en la que explicaba la necesidad de las misiones instando a toda la cristiandad (obispos, sacerdotes y fieles) a una más intensa y amplia cooperación misionera en todos los campos; 8 de mayo de 1960 y el 21 de mayo de 1961, cuando el Papa Juan XXIII en San Pedro consagró personalmente 28 obispos de los países de misión.
Manifestó su atención hacia las misiones de muchas maneras: en documentos, audiencias, mensajes, mensajes de radio, cartas, llamamientos; el aumento de las circunscripciones eclesiásticas por Propaganda Fide, que durante su pontificado pasaron de 699 a 759; el establecimiento de la jerarquía eclesiástica en varios países (Nyasalandia, Rhodesia del Norte, Congo Belga, Ruanda-Burundi, Vietnam, Indonesia); la elección de muchos obispos autóctonos (41 en África y 29 en Asia); la promoción del clero indígena; el aumento de las representaciones diplomáticas en los países de misión.
Asimismo, hay que recordar la oración “por la Iglesia del silencio”, compuesta por él, que pronunció en la Basílica de San Pablo el 25 de enero de 1959, antes de anunciar su decisión de convocar el Concilio Vaticano II, y la oración por los fieles de las Iglesias de reciente creación, en enero de 1960.
En los años sesenta, muchos países africanos alcanzaron la independencia (16 en 1960, 2 en 1961 y 4 en 1962) y el Papa Juan XXIII se sumó a la alegría de estos pueblos con un mensaje, haciéndose representar en las celebraciones por la independencia e instando a los católicos a cooperar por el bienestar de sus respectivas naciones.
El celo misionero del Papa Roncalli brillaba en cada encuentro con la gran familia de Propaganda Fide, en sus múltiples articulaciones. En una de estas ocasiones, entre otras cosas afirmo: “¡Qué dulce es morir después de una colaboración fiel y constante con las Obras Misionarias por el triunfo del conocimiento y del amor de Cristo”. (SL) (Agencia Fides 26/04/2014)
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