Bangui (Agencia Fides) - “Mons. Nzapalainga ha venido a traer la solidaridad de los cristianos de Bangui, y estar cerca de las más de 2.400 personas desplazadas que han huido de sus aldeas a causa de las matanzas perpetradas por los rebeldes Seleka” informa una nota enviada a la Agencia Fides el padre Aurelio Gazzera, carmelita misionero que trabaja en la República Centroafricana desde 1992, sobre la visita del arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, a Bozoum. Mons. Nzapalainga es también Presidente de Cáritas y Presidente de la Conferencia Episcopal local.
La visita se inició el 17 de agosto con una reunión con los delegados de los 8 pueblos de los que han tenido que huir los refugiados. “Sus representantes presentaron la situación y expresaron sus necesidades. En primer lugar de paz y seguridad. Y después de medicinas, alimentos, refugios para dormir, etc ...”, comenta el padre Aurelio.
“También conocimos a uno de los pocos funcionarios que se han quedado en la ciudad. Pero él no tiene poder, porque todo está en manos de los rebeldes, que hacen lo que quieren, e incluso administran justicia”, dice el misionero. “Nos reunimos con el Cónsul de Chad (muchos rebeldes provienen de ese país) y también con el líder de los rebeldes. Les explicamos por qué estábamos allí... y les dijimos que deben dejar en paz a esos pueblos, y que tienen que liberar a los prisioneros”, dice el misionero.
“Por la tarde fuimos a visitar a algunas de las familias desplazadas. Casi todo el mundo está alojado e casa de familiares o amigos. En una de estas casas hay 38 personas”.
En la misa dominical presidida por el Obispo, la iglesia estaba llena. “El arzobispo de Bangui participóo con nosotros en la oración, y ayudóo a creer y esperar”, dice el padre Aurelio.
Mons. Nzapalainga acompañado por el padre Aurelio ha visitado después algunas aldeas, llevando una palabra de consuelo a la gente presa del miedo. “En Kemo vive gente, pero están aterrorizados. Algunos de ellos fueron atados y golpeados”, recuerda el p. Aurelio. “Cruzamos el río para ir a conocer a los rebeldes. Su líder, tumbado en una silla, sólo habla el árabe. Su segundo hace de intérprete. Les dijimos que estábamos allí para visitar las aldeas afectadas por la violencia y los asesinatos que ellos provocan, pero el jefe dijo que no era cierto, que no habían hecho nada. Le hice que lo repita dos veces. Al salir de su 'base', al otro lado de la calle, estaban los habitantes del pueblo. Nos reunimos con ellos y los alentamos”.
“Por último, dejamos que el obispo, con su misión, continuase hacia Bossangoa. Nosotros regresamos a Bozoum, con un poco más de esperanza, pero también con mucha tristeza. Lo que hemos visto es una parte muy pequeña del dolor y el sufrimiento que padece el país desde hace 5 meses” concluye p. Aurelio. (L.M.) (Agencia Fides 21/8/2013)
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