Ramallah - En la ciudad árabe de Jenin, a 26 km al norte de Nablus, de sus 70.000 habitantes solo hay 130 cristianos, casi todos católicos del rito latino. En Tubas, otra ciudad árabe en el norte de Cisjordania, de entre 40.000 personas solo hay 45 cristianas, pertenecientes a la Iglesia ortodoxa griega. En Burqin, un pueblo palestino no lejos de Jenin, los cristianos son menos de 70 años en una población de 7500 habitantes. También las comunidades bautizadas de las ciudades de Jalameh y Kafr Koud están compuestas por unas pocas docenas de personas. Mientras que en la aldea de Deir Ghazaleh, hasta hace 10 años habitaba una importante minoría cristiana, ahora los bautizados son solo 4 entre 1200 habitantes.
El fenómeno de la drástica disminución de la población cristiana en grandes territorios de Cisjordania bajo la Autoridad Palestina fue expuesto en un documento por Hanna Issa, miembro del Consejo de Fatah y Secretario General del Consejo Islámico-Cristiano Palestino para Jerusalén y los Santos Lugares. En el texto, recogido en la web abouna.org, Hanna Issa cuestiona los “factores políticos y económicos” en el origen de los flujos migratorios que minimizan la presencia cristiana en Cisjordania. El proyecto nacional palestino, enfatiza el exponente de al Fatah, se basa en el reconocimiento de la plena igualdad entre los ciudadanos de diferentes religiones, pero la inestabilidad política se traduce en inestabilidad social y económica. Para esto, concluye Hanna Issa, es necesario preservar la identidad árabe palestina frente a todos los condicionantes que pueden generar situaciones de discriminación en la sociedad palestina y la marginación de su componente cristiano.
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