Kabul - "Mañana, 29 de junio, comenzará una séptima ronda de negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes. Todos esperamos que se pueda llegar a un acuerdo que ponga fin a una guerra de 18 años. Queremos confiar esta intención al Sagrado Corazón de Jesús. El hecho de que Afganistán sea un país musulmán es irrelevante. Creemos firmemente que Jesucristo es el Señor y Rey del universo, Él quiere gobernar sobre todas las naciones. Y su reino es ‘un reino de verdad y vida, un reino de santidad y gracia, un reino de justicia, amor y paz’. Oremos al Corazón Divino para que pueda obrar por nuestra salvación. Esto es lo que el padre Giovanni Scalese, sacerdote Barnabite, responsable de la Missio sui iuris en Afganistán, declara en una nota enviada a la Agencia Fides.
El mensaje llega el día en que la Iglesia celebra el Sagrado Corazón de Jesús y en vísperas de una nueva sesión de negociaciones que sigue a la del pasado mes de mayo, de nuevo en Qatar. En ese momento, las dos partes habían llegado a un proyecto de acuerdo que incluía la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, un alto el fuego nacional y conversaciones con las autoridades afganas. Según Zalmay Khalilzad, representante especial de Estados Unidos para la Reconciliación en Afganistán, "ambas partes quieren lograr un rápido progreso" en el proceso de paz.
"La contribución que la pequeña comunidad cristiana puede hacer a la paz y a la reconstrucción de este país es limitada, aunque los signos de su presencia en esta tierra son significativos: servicio a los más pobres entre los pobres, atención a los necesitados y educación a los menos afortunados. Pero además de los objetivos humanitarios, la comunidad cristiana posee un arma secreta que puede dar efectos inimaginables: la oración", comenta el padre Scalese.
En Afganistán solo hay una parroquia, con sede en la Embajada de Italia en Kabul, frecuentada por un centenar de personas, casi exclusivamente miembros de la comunidad diplomática internacional. En la capital afgana están también las Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta y la Asociación Inter-Congregacional Pro Bambini de Kabul. Hasta 2016, las Hermanitas de Charles de Foucauld, que llegaron a Afganistán en la década de 1950, también estuvieron activas. .
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