Ciudad de México - La vocación a la política no puede reducirse a una afiliación partidista o a sostener un postulado ideológico en una tribuna. Más bien, la política implica una “vocación de servicio”. Este servicio, sólo se puede prestar si se tiene la disposición de escuchar, de dialogar sin descalificar y de ser creativos en la construcción de consensos y acuerdos. Lo ha reiterado Mons. Alfonso Gerardo Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, participando a un forum organizado por la “Red de Acción y Etica Política”, que ha reunido a importantes líderes de varios sectores, para reflexionar sobre la misión de cuantos están llamados a trabajar en el ámbito político.
En su intervención, recibida en la Agencia Fides, el obispo ha subrayado cual es la piedra angular en la vocación de todos aquellos que tienen una posición de responsabilidad en el servicio público: la búsqueda de la reconciliación nacional para la construcción del bien común. “Vivimos una época convulsa en la historia de la humanidad y del país – ha dicho el obispo -. La Iglesia, que peregrina atendiendo las necesidades de pobres, enfermos y los más diversos sectores de personas vulnerables, palpa la realidad de millones personas que están experimentando dolor y confusión en el contexto presente, más aún en medio de la pandemia por el COVID-19. De manera particular, dirijo la mirada al pueblo de México, azotado por el flagelo de la muerte, la violencia, la marginación y la polarización social en muchos ámbitos. Veo con preocupación que la Nación Mexicana, ejemplo mundial de un pueblo unido y solidario, se va fragmentando progresivamente, ya sea por intereses políticos, económicos o ideológicos”.
Esta realidad, ha reiterado el obispo, “en lugar de llevarnos al lamento infructuoso, debe servir como acicate para comprometernos en el servicio decidido hacia el prójimo”, como ha afirmado el papa Francisco con respecto a la emergencia sanitaria. “Me permito exhortar a todos los que participamos en este encuentro a levantar la mirada al cielo y encontrar –a través de la cultura del encuentro– una vía de reconciliación que permita tender puentes y caminar juntos hacia la paz, la justicia y el bienestar social”.
El camino de la reconciliación “es arduo, sinuoso y exige una mente abierta y un espíritu sabio” ha reconocido Mons. Miranda Guardiola, que ha mencionado como ejemplo también para México, las palabras del papa Francisco en su reciente viaje a Irak, una tierra dramáticamente dividida por conflictos religiosos y guerras, donde no abra paz si no se reconocen como hermanos y hermanas, que olvidando las incomprensiones y las heridas del pasado, se encaminan del conflicto a la unidad.
El Secretario General de la Conferencia Episcopal Mexicana por último ha lanzado este llamamiento a todos los legisladores: “La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad. La buena política, como la esperanza, de la que habla el poeta Charles Péguy; es como una flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la confrontación y la violencia”.
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