Santiago de Cuba – “Queremos exhortarlos, a que sepan crecerse, una vez más, ante las dificultades. Los invitamos a hacer de sus familias una pequeña iglesia, una comunidad doméstica donde se rece el Padre Nuestro y el Ave María, se lea la Palabra de Dios, y donde con mayor intensidad le presentemos a Dios las necesidades de todo nuestro pueblo”. Es la exhortación, llena de afecto y ánimo, que los obispos de Cuba han dirigido a sus fieles, al terminar la Asamblea Ordinaria de la Conferencia episcopal, celebrada a los pies de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre en la que también se ha recordado el 170º aniversario de la primera visita realizada por San Antonio María Claret a su Santuario.
La Virgen de la Caridad del Cobre es la patrona de Cuba y según la tradición, su imagen fue encontrada en 1612 en la bahía de Nipe, por tres personas pertenecientes a las clases más pobres y explotadas: dos indios y un esclavo negro. Poco después, la imagen de la Virgen fue transportada a El Cobre, de donde tomó su nombre. Desde el descubrimiento de la estatua, la devoción a la Virgen se extendió con sorprendente rapidez por toda la isla, y aún hoy se transmite de generación en generación. El 10 de mayo de 1916, el Papa Benedicto XV declaró a la Virgen de la Caridad de El Cobre Patrona Principal de la República de Cuba.
“Los momentos que vivimos no son fáciles para todos – escriben los obispos en su mensaje recibido también en la Agencia Fides - pensamos y rezamos especialmente por los que se han contagiado con la epidemia, así como por todo el personal de salud que los atiende y los científicos que han venido trabajando en busca de diversas vacunas. Pensamos y rezamos por los que sienten el temor a contagiarse o a contagiar a los miembros más vulnerables de la familia. Pensamos y rezamos, del mismo modo, por el esfuerzo de ustedes para conseguir el pan, las medicinas y la fortaleza necesaria para vivir el día a día. Agradecemos, igualmente, la disponibilidad y generosidad de servicio con la que tantos de ustedes comparten el pan, las medicinas y el ánimo con aquellos que más lo necesitan”.
En particular los obispos comparten la pena de muchos al no poder reunirse en los templos y casas de misión para las celebraciones habituales del domingo como día del Señor y subrayan que “en cualquier circunstancia el domingo es el día de la alabanza, de la acción de gracias y del compartir en familia”. Estamos en el tiempo santo de la Cuaresma, los cuarenta días de preparación a la conmemoración anual de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo nuestro Señor, per ello “¡la fe renovada en Cristo, muerto y resucitado por nosotros, llena nuestros corazones de esperanza y nos hace vivir todas las realidades de nuestra existencia confiados en el amor del Señor!”
Seguros de que la Virgen de la Caridad del Cobre, “al igual que ha acompañado a nuestro pueblo a lo largo de su historia, está también ahora a nuestro lado, conoce nuestras ilusiones, angustias y esperanzas”, los obispos concluyes pidiendo su intercesión, “ante su hijo Jesucristo por todos los cubanos”.
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