Luanda - La caída de los precios del petróleo, la crisis generalizada de precios de bienes y servicios provocada principalmente por especuladores financieros y la pandemia del Covid-19 están teniendo graves efectos en la población de Angola, denuncian los obispos locales.
En su mensaje titulado “Angola, casa de paz, libertad y fraternidad”, los obispos elogian “el altruismo con el que muchos trabajadores de la salud atienden a los enfermos, arriesgando sus vidas” ante la tragedia pandémica. Sin embargo, al mismo tiempo denuncian “la falta de sistemas de protección que afecta a muchos de ellos, mientras que la escasez de profesionales, medicamentos y equipamiento adecuado hace que los pacientes con las enfermedades más comunes en nuestro país no sean tratados adecuadamente”.
Angola actualmente vive en un contexto de paz, tras décadas de guerra , que en los últimos años ha visto “crecer de manera constante la esperanza de vida de la población, mientras que, en todo el país, cada uno de nosotros puede sentir que su integridad física está cada vez más garantizada”.
Sin embargo, frente a una mayor seguridad general, hay un aumento de asesinatos, algunos con fuerte impacto mediático, varios de los cuales son cometidos por maridos y amantes contra sus mujeres. “Son casos que nos avergüenzan, justo cuando queremos dejar atrás la traumática experiencia de la guerra” subraya el mensaje.
También es preocupante la difusión de la brujería y las “prácticas mágicas” en detrimento de las personas que son víctimas de supuestos “curanderos”; un fenómeno a menudo tolerado por representantes de las autoridades paralizados por el miedo y por la creencia de que cualquier daño a la salud debe atribuirse a “hechizos”.
En el plano social, aunque los bienes y servicios provistos por el estado se expanden geográficamente, persisten los desequilibrios entre las poblaciones periurbanas y urbanas, las del campo y las de las grandes ciudades, las del este y las de la costa.
“Estas desigualdades se reflejan en los precios de los productos para las necesidades básicas, la luz y el agua potable, la indisponibilidad de los servicios de salud, la educación, el registro civil, la seguridad social y financiera, la inaccesibilidad al empleo en la administración pública”, se lee en el mensaje.
“Los jóvenes son los que más frustración expresan por esta situación, suelen hablar de egocentrismo y de la incapacidad de los funcionarios de gobierno para mirar más allá de los intereses personales, familiares y grupales”, subrayan los obispos que concluyen pidiendo “revertir la lógica de las inversiones y repartir de las periferias del país”.
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