Gujranwala (Agencia Fides) – Tres mujeres de la comunidad Ahmadi, una de 55 años (llamada Bashiran) y dos menores de edad (Kaint e Hira), han sido asesinadas el 27 de julio y otros ocho fieles están gravemente heridos en la ciudad de Gujranwala, en Punjab; este es el trágico balance del ataque de una turba de extremistas islámicos que han quemado cinco casas y varios vehículos, acusando de blasfemia a los fieles Ahmadi, una secta islámica que los musulmanes consideran herética. Las víctimas han muerto por asfixia, debido al incendio. El motivo del ataque parecen ser unos supuestos comentarios blasfemos publicados en la red social Facebook por un joven de la comunidad Ahmadi. Según fuentes de Fides, el hijo de un imán de una mezquita local, junto con sus amigos, ha ido a la casa del joven, donde han comenzado una pelea. Algunos de los jóvenes musulmanes han resultado heridos; por eso, una multitud de más de 100 hombres ha atacado para castigar a toda la comunidad Ahmadi. La multitud también se ha reunido frente a la estación de policía local, exigiendo una denuncia por blasfemia contra el joven ahmadi. Según ellos, la policía no ha intervenido sino que sólo ha asistido al ataque.
En la comunidad cristiana, varias voces han condenado el ataque y expresado su solidaridad con los ahmadis. En una nota enviada a la Agencia Fides, el Abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill, director de la Ong LEAD (“Legal Evangelical”) ha recordado que “la ley de la blasfemia en Pakistán es una forma de persecución contra las minorías religiosas”, señalando que se están multiplicando los “casos de blasfemia por el uso de las redes sociales” en Pakistan. LEAD ha lanzado una campaña internacional en contra de la ley sobre la blasfemia, solicitando la derogación.
En una entrevista con la Agencia Fides, el padre Bernard Inayat, rector del Seminario de Santa María en Lahore, condena la violencia, recuerda que la controvertida ley sobre la blasfemia, que fue aprobada sin pasar por el parlamento por el dictador Zia ul-Haq, socava la armonía social en Pakistán. “Los primeros en ser sus víctimas, por el número, son los musulmanes, luego van los ahmadíes, después los cristianos y los hindúes”. Y en el 80% de los casos las acusaciones son falsas. Por eso, el padre Inayat propone dos enmiendas de procedimiento: “Cuando hay un caso de presunta blasfemia, en primer lugar se debe poner bajo arresto al acusado y también a su acusador, para determinar quién es la víctima. La investigación la debe realizar un superintendente de la policía. Y, sólo después de la investigación, se debe registrar una denuncia formal (First Information Report), a cargo de uno de de otro. Sólo si aquellos que acusan falsamente se arriesgan a penas similares a los que cometen el delito, será posible frenar el abuso de la ley”.
Según el “Centro para la investigación sobre la seguridad” think tank con sede en Islamabad, las denuncias por blasfemia han sufrido un aumento constante en la última década. En 2001, sólo había una denuncia, mientras que en 2011 hubo 80. El 2014 parece que va a ser un “año récord” para las denuncias de blasfemia. En mayo de 2014, 68 abogados han sido acusados de blasfemia por haber utilizado el nombre “Omar” (un califa en la historia islámica) en las consignas de protesta contra un funcionario de policía con el mismo nombre. También en mayo de 2014, el conocido abogado y defensor de derechos humanos Rashid Rehman, que había accedido a defender a un profesor de la universidad paquistaní acusado de blasfemia, fue asesinado después de haber sido amenazado en el tribunal por otros abogados. (PA) (Agencia Fides 29/7/2014)
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