San Salvador – Tras la destitución de los Magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y del Fiscal General de la República, ocurrida el 1 de mayo, la Conferencia Episcopal de El Salvador se ha expresado desaprobando tales medidas por “no haberse seguido el proceso que establece la ley”.
En un pronunciamiento titulado “Construyamos juntos una auténtica democracia”, recibido en la Agencia Fides, los obispos afirman: “Hemos seguido los acontecimientos, con mucha preocupación, acompañando al pueblo y velando por sus legítimos intereses”. Recordando los principios del Evangelio y de la Doctrina social de la Iglesia, y en particular las enseñanzas de San Oscar Arnulfo Romero en circunstancias similares, indican como un primer deber de los Pastores, acompañando al pueblo de Dios, “elevar nuestra oración a Dios para que su Espíritu guíe nuestros pasos”; en segundo lugar, “reconocer los aspectos positivos que pueden favorecer el verdadero bienestar del pueblo; y en tercer lugar, debemos conservar la libertad para juzgar las decisiones y acciones de los gobernantes, buscando siempre el bien del país, expresando con honestidad y claridad nuestros puntos de vista como un servicio a la paz y a la concordia”.
Los obispos además lanzan “un vehemente llamado”: “La paz social en las naciones requiere el esfuerzo de los ciudadanos, pero, sobre todo, de los gobernantes a partir de un recto ejercicio de las leyes que rigen la nación”. Exhortan a los principales actores del escenario político a la cordura, “virtud necesaria en esta coyuntura que atraviesa el país”, con el fin de conducir a la nación entera a un estado realmente democrático, como siempre lo ha deseado y clamado el abnegado pueblo salvadoreño. Es decir “un estado que proteja los derechos fundamentales del ser humano permitiéndole vivir en un ambiente de paz, justicia, libertad, orden y respeto”.
Los delitos del pasado deberán ser juzgados siguiendo un debido proceso y no deberían quedar impunes, pero el pasado, cercano y lejano, no debe convertirse en fuente de resentimientos, amonestan los obispos. “El pasado debe ser, ante todo, un espejo donde se refleje el presente para no cometer sus mismos errores. Recordemos que, el pasado no es un congelador de resentimientos sino la fuente que inspira la transformación del presente para impulsar a la nación a un futuro mejor”. Luego subrayan que “perdonar no es sinónimo de aprobar las injusticias; pero, exigir justicia no es sinónimo de clamar venganza”.
La Conferencia episcopal lanza un llamamiento para que se practique “un sano ejercicio legislativo que promueva un ambiente social e institucional penetrado de armonía y equidad, que favorezca el diálogo, promueva la independencia de los tres poderes, y el estado de derecho”. Exhortan además a los Diputados y Diputadas, Alcaldes y Alcaldesas, así como a los Concejos Municipales, que acaban de tomar posesión de sus cargos, “a trabajar con entusiasmo y generosidad por un nuevo El Salvador, libre de violencia, de impunidad y corrupción”. Por último consideran que “nuestro amado país reclama un cambio de rumbo, no por caminos de violencia – harto conocidos por la población – sino por caminos del diálogo, la comprensión, la solidaridad, la fraternidad, la igualdad, la libertad, el orden, la justicia y la paz.”.
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