Tashkent - Son muchos los aspectos positivos que se derivan de la nueva ley “Sobre la libertad de conciencia y las asociaciones religiosas” aprobada el 7 de julio en Uzbekistán. Lo explican a la Agencia Fides el p. Jerzy Maculewicz, Administrador Apostólico de Uzbekistán, y el p. Ariel Álvarez Toncovich, sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado, párroco de Samarcanda.
“Esta ley, que abarca todas las confesiones religiosas presentes en Uzbekistán, hace hincapié en la libertad de conciencia: cada uno puede elegir sus propias creencias. Especifica que el país es laico y que hay una clara distinción entre la religión y el Estado”, explica el padre Toncovich. Que además subraya que la nueva ley ayuda a superar un importante obstáculo para los misioneros en Uzbekistán: “En esta parte del mundo, la palabra 'misión' no se concibe de forma positiva, sino como una coacción, una labor de persuasión forzada, que pretende alejar a los fieles de otras confesiones. Esta nueva ley tiene el mérito de aclarar lo que se entiende en Uzbekistán por los términos ‘misión’ y ‘proselitismo’, especificando que lo que se prohíbe es, de hecho, ejercer presión sobre las personas para que cambien de religión”.
Este resultado se ha conseguido gracias a la petición del administrador apostólico, el padre Jerzy Maculewicz, que habló con otros líderes religiosos uzbekos en una de las reuniones que precedieron a la redacción del texto.
Otro aspecto importante, según el párroco de Samarcanda, es que la reforma no prohíbe a los niños asistir a las organizaciones religiosas, siempre que la adhesión sea espontánea y que exista el consentimiento de los padres: “Ciertamente, en general, podemos decir que se trata de una medida que permite trabajar con serenidad y que no impone más límites”, concluye el padre Toncovich.
También se prevén mejoras desde el punto de vista burocrático, como subraya el padre Jerzy Maculewicz: “Antes, para registrar una nueva parroquia, era necesario recoger al menos cien firmas de personas que se declaraban interesadas a frecuentarla, y había que obtener el consentimiento de los habitantes de la zona. Con la nueva legislación, sólo es necesario que firmen cincuenta personas y ya no es necesario el consentimiento de la población vecina. Además, por fin se podrá enviar la documentación por vía electrónica: la respuesta tendrá que llegar en unos plazos precisos y, en caso de rechazo, deberá ir siempre acompañada de una motivación”, explica el administrador apostólico.
Desde 2016, tras la muerte del autoritario presidente Islom Karimov, Uzbekistán ha emprendido una lenta senda de apertura, resumida en la “Estrategia 2017-2021”, que ve entre las “áreas prioritarias” de intervención también “la armonía interétnica y la tolerancia religiosa”. Según informa a la Agencia Fides el Administrador Apostólico, el gobierno ha pedido opinión sobre la reforma a todos los líderes religiosos presentes en Uzbekistán, un país que, por su naturaleza de puente entre dos mundos, se caracteriza por un gran espíritu ecuménico.
Según el franciscano, de hecho, “la Ruta de la Seda ha marcado fuertemente los rasgos de esta tierra: los viajeros que recorrían el camino de Europa a China, se detenían a menudo aquí”.
Sin embargo, la coexistencia de culturas y religiones se remonta a tiempos aún más anteriores: en Buhara hay una sinagoga de al menos 600 años, pero los judíos dicen que su llegada se remonta a unos 2000 años atrás. En el siglo VIII d.C. llegaron los musulmanes y, hasta el siglo XIII, vivió aquí una gran comunidad de cristianos nestorianos. Además, la dominación soviética favoreció la llegada y la mezcla de diferentes nacionalidades. A menudo, los polacos enviados a los gulags de Siberia, una vez finalizado el periodo de trabajos forzados, se trasladaban a Uzbekistán por el clima favorable y la presencia de muchos otros compatriotas.
Según los datos facilitados por el Parlamento uzbeko, “hoy existen 2.277 organizaciones de 16 confesiones religiosas diferentes en el territorio de la República. De ellas, 2.094 son comunidades islámicas, con sede en 2.067 mezquitas; 166 organizaciones religiosas cristianas, 8 comunidades judías, 6 comunidades bahá'ís, una sociedad Hare Krishna y un templo budista. También existe la Sociedad Bíblica Interconfesional de Uzbekistán. En la actualidad, la pequeña comunidad católica uzbeka, compuesta por unos 3.000 bautizados, cuenta con 5 parroquias en todo el país: a los aproximadamente 700 fieles de Tashkent, se suman otros presentes en Samarcanda, Bujara, Urgench y Fergana. En Angren, donde se proyecta construir una nueva iglesia, hay 25 fieles.
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