Asmara - Más de treinta cristianos, miembros de iglesias pentecostales, han sido detenidos por las fuerzas de seguridad en los últimos días. La policía los arrestó mientras rezaban en tres lugares diferentes de la capital, Asmara.
Sobre el papel, el gobierno de Eritrea reconoce la libertad religiosa. Las autoridades solo reconocen cuatro religiones: el cristianismo ortodoxo, la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Evangélica Luterana de Eritrea y el Islam sunita . Los otros grupos religiosos se consideran “ilegales” porque el gobierno afirma que son instrumentos de gobiernos extranjeros.
Los oficiales de policía llevan a cabo redadas continuas en domicilios particulares donde los fieles de las religiones no reconocidas, especialmente los cristianos pentecostales, se reúnen para orar en comunidad. Son liberados solo si repudian su fe.
Incluso con las confesiones admitidas, las autoridades de Asmara mantienen una actitud rígida. La propia Iglesia ortodoxa, muy legada a Eritrea, ha sufrido una fuerte injerencia de las autoridades. En 2007, el gobierno depuso al patriarca Antonios, -crítico con el presidente Isayas Afeworki-, que desde entonces está bajo arresto domiciliario. En su lugar el gobierno impuso a Abuna Dioskoros. Este último falleció en 2015 dejando el puesto vacante.
La iglesia católica pasa por dificultades. Las autoridades exigen el control total de todas las organizaciones religiosas, como escuelas privadas, clínicas médicas y orfanatos, instituciones que brindan un apoyo innegable a la población de Eritrea. Un sector, el social, en el que la Iglesia católica es muy activa pese a que se ve sometida a continuos controles. Incluso las instituciones islámicas están bajo presión. En 2017, el cierre de una escuela islámica provocó una dura contestación. Los estudiantes salieron a las calles para protestar y las manifestaciones fueron duramente reprimidas por la policía.
Además de la persecución religiosa, Eritrea, según ONGs para la defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, es un estado que reprime sistemáticamente a grupos políticos y sociales de la oposición. La sociedad eritrea está muy militarizada.
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