AMÉRICA/MÉXICO - Por primera vez los obispos se dirigen a los mexicanos y estadounidenses “por la dignidad de los migrantes”.

Agenzia Fides Ciudad de México – “Por primera vez en la historia de la Iglesia católica en México los obispos abajo firmantes nos dirigimos a todos los habitantes de México y de Estados Unidos, independientemente de sus convicciones religiosas, y de manera muy especial y con gran respeto, a los Presidentes de nuestros respectivos países, con motivo del despliegue de tropas de la Guardia Nacional norteamericana en la frontera que delimita nuestros territorios”. Así inicia, poniendo de relieve la comunicación del todo excepcional, de la “Declaración de los obispos de la frontera norte de México
y del Consejo de Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano”, firmada el 7 de abril de 2018 y lanzada este fin de semana, bajo el título “Por la dignidad de los migrantes”.
En el texto, enviado a la Agencia Fides, se manifiesta que la iglesia católica “no puede pasar de largo ante el sufrimiento de nuestros hermanos migrantes que buscan mejores condiciones de vida al cruzar la frontera para trabajar y contribuir al bien común no sólo de sus familias sino del país hermano que los recibe”. Conscientes de que “los presentes y futuros flujos migratorios requerirán de una renovada regulación por parte de ambas naciones”, los obispos resaltan que “no toda norma, ni toda decisión política o militar, por el mero hecho de promulgarse o definirse, es de suyo justa y conforme a los derechos humanos”. A continuación observan que “la dignidad inalienable de la persona humana es la verdadera fuente del derecho y el dolor de los más vulnerables debe ser entendido como norma suprema y criterio fundamental para el desarrollo de los pueblos y la construcción de un futuro con paz ”.
Los obispos mexicanos también han reiterado lo que ya afirmaron hace un año: “El grito de los migrantes es nuestro grito. ¡Su dolor es nuestro dolor! ¡En cada migrante que es lastimado en su dignidad y en sus derechos, Jesucristo vuelve a ser crucificado!”. Además en la declaración han recordado a “los gobiernos mexicanos del pasado y del presente” su grave responsabilidad “al no haber creado las oportunidades suficientes de desarrollo para nuestro pueblo pobre y marginado”. En las próximas elecciones del 1 de julio los mexicanos tendrán que “escoger a quienes deben de realizar de manera honesta, sin corrupción e impunidad, un cambio histórico que ayude a que el Pueblo de México realmente sea el protagonista de su desarrollo, con paz, justicia y respeto irrestricto a los derechos humanos ”.
La declaración subraya con fuerza que las carencias de las que sufren los mexicanos no pueden servir de justificación “para promover el antagonismo entre pueblos... No es conforme a la dignidad humana y a las mejores razones y argumentos concebidos por hombres como Abraham Lincoln o Bartolomé de las Casas, edificar barreras que nos dividan o implementar acciones que nos violenten. Los migrantes no son criminales sino seres humanos vulnerables que tienen auténtico derecho al desarrollo personal y comunitario ”.
Por estos motivos la iglesia, a nivel universal y en particular a través del trabajo que se realiza entre los pueblos hermanos , presta la “necesaria atención a nuestros hermanos migrantes”, con la firme convicción de que “sólo hay futuro en la promoción y defensa de la igual dignidad y de la igual libertad entre los seres humanos”. Los obispos mexicanos se unen a la voz de los obispos de los Estados Unidos para afirmar con decisión que la frontera entre México y Estados Unidos “no es una zona de guerra”… “Al contrario, esta zona está llamada a ser ejemplo de vinculación y corresponsabilidad. El único futuro posible para nuestra región es el futuro edificado con puentes de confianza y desarrollo compartido, no con muros de indignidad y de violencia”.
El texto de la declaración concluye con un compromiso: “Por la dignidad de los migrantes y por la dignidad de todos los habitantes de nuestros países, proponemos consumir nuestras energías en la creación de otro tipo de soluciones. Soluciones que siembren fraternidad y enriquecimiento mutuo en el orden humanitario, cultural y social”. Por último encomiendan a la Virgen de Guadalupe “el esfuerzo por hacer de nuestras naciones, y de toda nuestra región, un espacio de reconciliación fraterna, de desarrollo integral y de servicio solidario a los más pobres que sirva de inspiración para el mundo entero”.
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